lunes, 11 de junio de 2007

Poética y Poemas


BENITO DEL PLIEGO.

Es uno de los poetas españoles contemporáneos más interesante y, a la vez, más desconocido. Nacido en 1970 en Madrid, es autor de los libros “Fisiones” (Delta Nueve, 1997), “Alcance de la mano” (Edición de autor, 1998) e “Índice” (Premio de Poesía “Gabriel Celaya”, Germanía 2004). Con él damos partida a "Poética y Poemas", sección de la revista que quiere mostrar la creación y la reflexión en torno a la poesía en la voz de sus propios autores.


15 CÉNTIMOS DE POÉTICA


1.

La poesía no tiene esencia, nada en ella se halla a salvo de la excepción, salvo, quizás, la excepción misma.


2.

Toda poética es un credo, más fácil de repetir que de inventar.


3.

El poema como las ceremonias religiosas se basa en algún mito. Quien no lo comparte, lo encuentra absurdo o carente de interés.


4.

Los poetas tienden a hacer proselitismo y a leer solo a sus prosélitos.


5.

No hay poesía sin tradición poética, pero la tradición, como la familia suele actuar de formas impredecibles. A veces la relación con cierto clan se nota en el rechazo a sus maneras.


6.

Solo quien no trata de imponer su poética puede leer a otros; auque al hacerlo se arriesga a descreer de sí mismo.


7.

¿Se puede escribir poesía fuera de la comunidad a la que el poema va dirigido? ¿Y esa comunidad, existe?


8.

Es fácil disentir de la idea de que lo poético se sustancia en cierta forma extraordinaria de usar el lenguaje; mucho más complicado es escribir desde tal disentimiento.


9.

La poesía puede conceder a quien la practica la conciencia de que todo lo que entra en contacto con uno es indisociable de uno mismo. Por tanto, la poesía es una forma de dar sentido o de realidad al mundo. En el mejor de los casos es una realidad transmisible.


10.

El lenguaje no es solo el instrumento o el material con el que se elabora la poesía. El lenguaje es la poesía misma.


11.

La poesía puede ser interlocución con la palabra, con el lenguaje.


12.

El lenguaje tiene su propia forma de dar sentido. Esta capacidad, tan cercana en su naturaleza al espejismo, es probablemente lo más significativo de la poesía.


13.

La estabilidad de lo impreso es solo una apariencia, lo mismo que la identidad de quien escribe; observar el flujo y las variaciones del sentido inquieta más y se corresponde mejor con lo que el poema quiere ser.


14.

El poema suele resistirse a la razón más restrictiva; aunque parezca decir sí o no, casi nunca lo dice.


15.

Nada en el poema es lo que parece; el poema siempre está en otro sitio. Metáfora es poema y todo, por tanto, puede ser poesía.



Benito del Pliego

TRES TEXTOS DE “ORIENTACIÓN DEL SENTIDO” (Inéditos)


Yellowstone: sobre piedra amarilla


1.

Solo si el abeto arde la semilla que subió, después que aguarda, fructifica. El abeto, goza de su propia destrucción, crece en su cadáver.


No lo quieres saber, pero tus dedos lo escribieron en el aire infestado de mosquitos: tu vigor nace de tu muerte.


2.

Búfalo, piedra viva que rueda en las praderas y respira como el geiser, en tu lomo pasta el pasto, se aparean en ti los ríos y peleas como un monte contra el monte. Soporta tu testuz el mundo, porque ni mientes ni piensas, porque eres mucho más, porque eres. En tu hostilidad honesta abre un ojo el musgo y la roca contempla su propio precipicio.


3.

Hombre, coágulo de sangre del gran Búfalo modelado por la Vida; precario vencedor del rebaño de frío hacia el que pastorea al mundo.


Atlanta, ciudad de los titanes


1.

La ciudad que tuvo callejas de barro y cabañas bajo las que el racoon roía carne de durazno, es buen lugar para el ave de presa.


2.

Desde sus nidos, levantados a los pies del tótem, otean hoy lenguas de asfalto, interpretan hoy su oráculo industrial de dos o más sentidos: avenidas tan anchas que en su intersección apenas puede un hombre sin camisa fumarse un cigarrillo.


3.

Ciudad para un señor más vasto que la vista; señor que juega mientras los súbditos en sus casillas ven el sol ponerse y surgir entre ramas de magnolio, el cambio de estaciones, a la ardilla hurgar en las macetas, al racoom roer y, por encima del tejado, el vuelo vigilante de las águilas.


Appalachian Rift


1.

Revientan olas verdes en las montañas y la agitación de las hojas dice un alta mar en el que nube y sierra intercambian, entre niebla y lluvia, sus papeles.


La nube acoge a la fronda, al animal, a la casa iluminada en medio de la noche; y la sierra boga, más allá de sí, como proa a la que nadie alcanza.


2.

Cuando baje la marea la pendiente quedará cubierta en broza: algas de lo que alguna vez estuvo unido a algo, como una vez estuvo ella unida a él. Por ahora solo queda el olor de lo empapado, de lo que cubierto en mar se pudre y clama.


El hedor llega hasta el camino por encima de la cumbre; el hedor recuerda que entre troncos derribados por el viento se descomponen troncos, carcasas de ciervo, restos hinchados que antes fueron tiburones.

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