viernes, 29 de junio de 2007

Entrevista a Eduardo Scala


EDUARDO SCALA EN PARTIDA MÚLTIPLE:

Siete creadores + Siete preguntas.


La poesía es algo más que seriedad; también es juego y, por sobre todo, búsqueda. Tomando como base el tablero de ajedrez y el ocho, que es infinito, hemos querido que siete creadores conocedores de la obra de Eduardo Scala le hicieran una pregunta cada uno. Él completaría el ocho, como una pieza más, quizá el rey. El resultado de la partida fue el siguiente:



Andrés Fisher

¿En qué lugar de la tradición de la poesía en lengua española se ubica usted o mejor aun, en clave postmoderna, cual es la tradición que usted mismo se construye? ¿Cuál es el lugar de la vanguardia en este proceso, si es que tiene alguno?


Eduard Scala:

¿ La poesía española tiene tradición...? Existen poetas-islas. Mi trabajo ha sido definido de raro y, lo que es peor, de poesía experimental y visual.

Los vanguardistas, militares o militantes de primera línea, o la postmodernidad, ya son historia.


Julio Reija

En los textos que usted ha ido haciendo públicos puede percibirse un apagamiento de la autoría, Pertiendo desde esto, ¿cree que se podrá llegar a insertar algún día una búsqueda, como la suya, de una redimensionalización del autor, en la idiosincrasia dominante no ya del mercado editorial, sino aunque sea tan sólo del lector de poesía?


El poeta es el creador por excelencia, los hallazgos manifiestan su intuición-reflexión.

La desposesión del lenguaje es clave. Sólo el médium, ausentado-sentado, deja que la palabra, maltratada, tome la palabra.


Benito del Pliego

Quién entra en poesía con la convicción de que su papel no es exteriorizar lo subjetivo, sino recibir, descubrir y transmitir algo de carácter supraindividual, cómo contestaría a las siguientes preguntas: ¿Qué o quién se manifiesta en el poema y con qué intención lo hace?


Golpe de alfiles. Abolido azar. Certeza no corteza. Deshacerse del yoeo, renunciar a la anécdota histórica, emocional, etc. Tocar la luz de raíz, el otro-orto.


Felipe Cussen

¿De qué modo consideras que cierto tipo de recursos experimentales (disposición gráfica, combinatoria, juegos sonoros, etc.) pueden constituir un medio de expresión adecuado para inquietudes de orden metafísico o místico?


Idea y forma, interior-exterior, el Disco de Odín, sólo tiene una cara. Poema objetor, objetor de consciencia, nunca objeto.


José Luis Gallero

Quienes hemos seguido durante años el curso de tus investigaciones en ámbitos tan heterogéneos (pero tan estrechamente interconectados en tu obra) como los de la creación poética, la experimentación plástica, la contemplación mística o el arte del ajedrez, no podríamos formularte pregunta menos genérica que la siguiente: ¿Cuál es el estado actual de la partida? Qué posición ocupa tu espíritu en el tablero convulso de la realidad?


-Tras muchos años consagrado a la investigación poética, ahora, en zeitnot*, juego el final de partida. La llama aún influye-fluye.


Pedro Núñez

Si el ajedrez no es un juego de guerra, el damero no es entonces un campo de batalla, sino mas bien un campo abierto a la creación donde se multiplican las semillas. ¿Tenemos mucho que aprender aun de esa abstracción tan poderosa que es el damero de a-z?


-El cuadrado esmeraldino de 8x8 es templo de tiempo. Sigamos a las maestras rodillas.


Martín Gubbins


¿V I E N E S?

¿VI ?

¿V E S?

V E N


Eduardo Scala


Bien

MARTIN

IN

ART

______________________________________

*Zeitnot: falta de tiempo para efectuar varios movimientos.

martes, 26 de junio de 2007

Editorial 02

¿POESÍA?

por Julio Espinosa Guerra


Celebramos este segundo número de “Heterogénea” porque así como el primero significó el deseo de abir una puerta a poéticas poco conocidas, éste viene a demostrar nuestro ánimo de permanencia.

Además lo hacemos involucrándonos con esos espacios de creación que lindan con la definición de lo poético. Poesía visual, poesía efímera y sonora son algunos de los términos con los que se encontrarán; poesía con adjetivos que han sido colocados allí para, de alguna manera, desmerecer a sus creadores. La diferencia es que este número viene dedicado a ellos, a esas expresiones del arte del decir que ponen en duda el formato y la estructura aceptada de la poesía.

No debemos olvidar que gran parte del arte del siglo veinte ha roto con su soporte y no por eso ha dejado de ser arte. Al contrario, las nuevas perspectivas no han hecho más que ampliar las posibilidades creativas. Lo mismo pasa en poesía y con esta poesía.

Muchas veces se han desprestigiado estas expresiones sugiriendo que se trata de “revisiones” de las vanguardias históricas, para luego agregar que éstas se agotaron en sí mismas. A esto podemos responder que ¿no es acaso la poesía escrita un refrito de la poesía clásica? Claro, usamos palabras y pepel,¡vaya novedad!

Es hora de poner en duda nuestro propio medio de trabajo, su concepto, su herencia. Volvemos, así, a Barthes: “Poesía, lenguaje de la transgresión del lenguaje”. En este sentido, toda obra que ponga en duda el signo lingüístico y lo deslea para volver a leerlo, es poesía; como la que presentamos en este número, que rompe con el lenguaje para hacer lenguaje y comunicar una realidad a la que la poesía, tradicionalmente entendida, difícilmente llega.

¿Poesía? Sí, y de la mejor. Quien no lo crea, que se atreva a echar un vistazo a estas páginas.

martes, 19 de junio de 2007

Reseña: Patricia Esteban


Patricia Esteban

EL RESCATE INVISIBLE

Amargord Ediciones, Madrid, 2005.

Por Olga Muñoz


Tomo el libro de Patricia en las manos y empiezo a inspeccionarlo. Leo la solapa, donde aparece una fotografía partida en dos: a un lado Patricia, meditabunda. Se afirma en el texto que “su capacidad de desdoblamiento no conoce límites”. Leo después los títulos de las secciones: poemas entremedios, poemas entresueños, poemas entrevistos. Y el epígrafe de Pierre Reverdy que encabeza la primera parte:


Somos dos

En la misma línea donde todo se alinea

En los meandros de la noche

Hay una palabra en medio


Confirmo que todo insiste sutilmente en lo mismo: lo doble, la división, la línea desde la que se percibe el otro lado (poemas entremedios, entresueños, entrevistos). “Somos dos”, dice Reverdy, y “Hay una palabra en medio”.

La poesía de El rescate invisible creo que se ocupa de eso que permanece en medio, se ocupa de ese punto desde el que se va doblando o desdoblando la realidad. La primera parte, por ejemplo (titulada “Poemas entremedios”), recoge textos que están divididos visualmente en dos mitades.

Con estos poemas, tengo la sensación de que la poesía de Patricia en este libro se va construyendo como quien arma un juguete de papel. La papiroflexia consiste precisamente en eso, en tomar una hoja e ir doblándola más y más hasta hacer aparecer un objeto liviano con numerosas caras. Los poemas de Patricia se forman también así: se toma la realidad, se la dobla y desdobla, se juega con ella, se yuxtaponen personajes, se enfrentan situaciones... una misma anécdota se convierte en el eje sobre el que se apoyan dos versiones distintas.

La segunda sección (“Poemas entresueños”) lleva una cita de e.e. cummings: “(...) todos los mundos están condenados a ver a medias”. Como anuncia el título, el sueño es protagonista de estos versos. Se percibe de nuevo otro desdoblamiento: el sueño es una visión más, es una cara más de las muchas del poema. En esta segunda sección se encuentra el texto que da título al libro: “El rescate invisible”. En él se cuenta cómo van deshaciéndose los cuadros, como la pintura va borrándose de las obras de arte más conocidas de los museos. Sigue a éste el poema que empieza “Perdida ya la forma”, que recrea el movimiento de un cuerpo hecho pedazos que intenta reconstruirse. Leemos: “Perdida ya la forma / el tronco y la cabeza se desatan. / Ocultos tras la horma / sus límites rescatan / las piernas y los brazos y se abrazan.” De estos dos poemas me interesan mucho la idea de “rescate” y la idea de “límite”. Hay que rescatar entonces esos cuadros que se van difuminando, hay que lograr fijar los límites de un cuerpo que es un rompecabezas.

El libro de Patricia, como su título indica, propone este rescate invisible. Un rescate de la realidad desde el límite: el límite que separa una cosa de otra (poemas entremedios), el límite que separa la vigilia de lo onírico (poemas entresueños) o bien el límite juguetón que se traspasa en el texto cuando perseguimos un numerito que nos envía a pie de página (poemas entrevistos, la tercera sección).

Por eso también se propone y traspasa un límite más en la poesía de Patricia: el límite que separa autor, texto, lector y protagonista del poema. Entramos ya en el ámbito textual, un ámbito del que es imposible salir a partir de la mitad del libro, desde “Hiperacusia auditiva”, donde un escritor de diálogos para novelas en serie comienza a oír el guión que precede gráficamente la intervención de un personaje. En estos poemas el lector decide cómo desarrollar el texto que se le ofrece, y se convierte entonces en un lector titubeante: “(...) la botella cae al agua (...) Se arrepiente, / haber infravalorado la capacidad heroica de un recipiente” (pág. 42)

Dice otro poema: “Cuando sales del vagón del metro y ves a una persona ciega en apuros, la coges del brazo para orientarla hacia la salida y se va la luz y es ella quien te orienta.” Esto sucede con el libro de Patricia: como lectora, empiezas a leer pensando que podrás comentar luego los poemas, que podrás argumentar tus conclusiones tras la lectura, como sucede con otros poemarios. Pero empiezas a leer y son los textos los que te llevan, los que te guían. Tú no puedes conducirlos ni colocarlos en ninguna parte. Son poemas que más bien te sitúan a ti como lectora, poemas nada tranquilizadores, afortunadamente.

Y además los poemas de Patricia no sólo guían al lector sino que también lo observan, lo acechan. Se intercambian una vez más los papeles: el lector lee el texto, lo mira (una poesía con un componente visual fundamental), pero se percata luego de que el texto está pendiente de sus reacciones, el poema lo ve leer. Esto sucede muy claramente en el poema titulado “Actos de habla”, donde el numerito que nos envía a la nota al pie nos anuncia su presencia y espera impaciente a que hagamos el recorrido obligado desde el cuerpo del texto hasta las líneas inferiores de la nota (“Le he estado observando durante el descenso, ha titubeado, pero finalmente está aquí y aquí permanecerá hasta que terminen estas líneas, en ese momento usted deberá subir rápidamente. Yo le haré señas desde el mismo lugar en el que nos vimos por última vez allí arriba” (pág. 58).

La poesía de Patricia trabaja con la realidad lúdicamente, sin sentimentalismos que distraigan de la práctica que se propone. Esta certeza me ha hecho recordar una cita de Joseph Brodsky:


Hace mucho tiempo que llegué a la conclusión de que no alimentarse de la vida sentimental de uno es una virtud. Hay siempre bastante trabajo por hacer, por no mencionar la gran cantidad de mundo que hay fuera de nosotros.

(Joseph Brodsky, Marca de agua. Traducción de Menchu Gutiérrez. Madrid, Siruela, 2005, pág. 71).


Con este libro se nos ofrece el juego de doblar y desdoblar el mundo como si fuera una hoja con la que armar cualquier figura (un barco, una pajarita, un avión), para luego observar qué caras la conforman, cómo se enfrentan unas a otras, si son numerosas o no. Y nos permite, además, protagonizar el rescate de la realidad desde sus límites, hacer nuestro propio rescate invisible.



TIRONÍRICO


Tenso el arco.

En el instante preciso del disparo despierto.

Llaman a la puerta.


A tres manzanas de aquí

la flecha da en el blanco-sueño de alguien

que aún duerme.


lunes, 11 de junio de 2007

Poética y Poemas


BENITO DEL PLIEGO.

Es uno de los poetas españoles contemporáneos más interesante y, a la vez, más desconocido. Nacido en 1970 en Madrid, es autor de los libros “Fisiones” (Delta Nueve, 1997), “Alcance de la mano” (Edición de autor, 1998) e “Índice” (Premio de Poesía “Gabriel Celaya”, Germanía 2004). Con él damos partida a "Poética y Poemas", sección de la revista que quiere mostrar la creación y la reflexión en torno a la poesía en la voz de sus propios autores.


15 CÉNTIMOS DE POÉTICA


1.

La poesía no tiene esencia, nada en ella se halla a salvo de la excepción, salvo, quizás, la excepción misma.


2.

Toda poética es un credo, más fácil de repetir que de inventar.


3.

El poema como las ceremonias religiosas se basa en algún mito. Quien no lo comparte, lo encuentra absurdo o carente de interés.


4.

Los poetas tienden a hacer proselitismo y a leer solo a sus prosélitos.


5.

No hay poesía sin tradición poética, pero la tradición, como la familia suele actuar de formas impredecibles. A veces la relación con cierto clan se nota en el rechazo a sus maneras.


6.

Solo quien no trata de imponer su poética puede leer a otros; auque al hacerlo se arriesga a descreer de sí mismo.


7.

¿Se puede escribir poesía fuera de la comunidad a la que el poema va dirigido? ¿Y esa comunidad, existe?


8.

Es fácil disentir de la idea de que lo poético se sustancia en cierta forma extraordinaria de usar el lenguaje; mucho más complicado es escribir desde tal disentimiento.


9.

La poesía puede conceder a quien la practica la conciencia de que todo lo que entra en contacto con uno es indisociable de uno mismo. Por tanto, la poesía es una forma de dar sentido o de realidad al mundo. En el mejor de los casos es una realidad transmisible.


10.

El lenguaje no es solo el instrumento o el material con el que se elabora la poesía. El lenguaje es la poesía misma.


11.

La poesía puede ser interlocución con la palabra, con el lenguaje.


12.

El lenguaje tiene su propia forma de dar sentido. Esta capacidad, tan cercana en su naturaleza al espejismo, es probablemente lo más significativo de la poesía.


13.

La estabilidad de lo impreso es solo una apariencia, lo mismo que la identidad de quien escribe; observar el flujo y las variaciones del sentido inquieta más y se corresponde mejor con lo que el poema quiere ser.


14.

El poema suele resistirse a la razón más restrictiva; aunque parezca decir sí o no, casi nunca lo dice.


15.

Nada en el poema es lo que parece; el poema siempre está en otro sitio. Metáfora es poema y todo, por tanto, puede ser poesía.



Benito del Pliego

TRES TEXTOS DE “ORIENTACIÓN DEL SENTIDO” (Inéditos)


Yellowstone: sobre piedra amarilla


1.

Solo si el abeto arde la semilla que subió, después que aguarda, fructifica. El abeto, goza de su propia destrucción, crece en su cadáver.


No lo quieres saber, pero tus dedos lo escribieron en el aire infestado de mosquitos: tu vigor nace de tu muerte.


2.

Búfalo, piedra viva que rueda en las praderas y respira como el geiser, en tu lomo pasta el pasto, se aparean en ti los ríos y peleas como un monte contra el monte. Soporta tu testuz el mundo, porque ni mientes ni piensas, porque eres mucho más, porque eres. En tu hostilidad honesta abre un ojo el musgo y la roca contempla su propio precipicio.


3.

Hombre, coágulo de sangre del gran Búfalo modelado por la Vida; precario vencedor del rebaño de frío hacia el que pastorea al mundo.


Atlanta, ciudad de los titanes


1.

La ciudad que tuvo callejas de barro y cabañas bajo las que el racoon roía carne de durazno, es buen lugar para el ave de presa.


2.

Desde sus nidos, levantados a los pies del tótem, otean hoy lenguas de asfalto, interpretan hoy su oráculo industrial de dos o más sentidos: avenidas tan anchas que en su intersección apenas puede un hombre sin camisa fumarse un cigarrillo.


3.

Ciudad para un señor más vasto que la vista; señor que juega mientras los súbditos en sus casillas ven el sol ponerse y surgir entre ramas de magnolio, el cambio de estaciones, a la ardilla hurgar en las macetas, al racoom roer y, por encima del tejado, el vuelo vigilante de las águilas.


Appalachian Rift


1.

Revientan olas verdes en las montañas y la agitación de las hojas dice un alta mar en el que nube y sierra intercambian, entre niebla y lluvia, sus papeles.


La nube acoge a la fronda, al animal, a la casa iluminada en medio de la noche; y la sierra boga, más allá de sí, como proa a la que nadie alcanza.


2.

Cuando baje la marea la pendiente quedará cubierta en broza: algas de lo que alguna vez estuvo unido a algo, como una vez estuvo ella unida a él. Por ahora solo queda el olor de lo empapado, de lo que cubierto en mar se pudre y clama.


El hedor llega hasta el camino por encima de la cumbre; el hedor recuerda que entre troncos derribados por el viento se descomponen troncos, carcasas de ciervo, restos hinchados que antes fueron tiburones.